¡Hay un niño “especial” en la clase!

INCLUYENDO A LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD COGNITIVA

Es UNA REALIDAD que muchas familias con personas con discapacidad cognitiva no asisten a la iglesia. Esto puede suceder por varios factores, uno de ellos puede ser que la iglesia no ofrece un espacio o ambiente adecuado para la formación cristiana de personas con necesidades educativas especiales, y por lo tanto la familia no se siente bienvenida en la iglesia.

Otro factor puede ser que simplemente al liderazgo de la iglesia o su comunidad, no le interesan o consideran que no es necesario que las personas con discapacidad sean parte de su comunidad, lo cual es un grave error. He conocido casos de padres de familias con hijos con discapacidad intelectual, que asisten a la iglesia y simplemente han sido rechazados y la iglesia no es consiente del gran dolor que genera en estas familias.

¿Por qué la inclusión?

Por medio de estas palabras quiero crear conciencia de la importancia de incluir a las personas con necesidades especiales, especialmente en la iglesia, ya que la sociedad y la iglesia con frecuencia ignoran las necesidades espirituales de las personas con discapacidad intelectual. Recuerda que todos somos hijos e hijas de Dios, creados a Su imagen y semejanza y dignos de recibir el amor de Dios.

Si tú eres un líder en tu iglesia, o un maestro de escuela dominical, o simplemente asistes, ¿te has preguntado alguna vez si en tu iglesia asisten personas con necesidades educativas especiales? Si es así, ¿cuántos asisten? ¿Reciben ellos la atención que se merecen? Y más aún, ¿se ha preocupado la iglesia por su formación cristiana?

La comunidad en una iglesia está realmente completa o unida, solo cuando todos sus miembros son incluidos, es cuando, todas las personas de todas las capacidades sean plenamente aceptadas en el Cuerpo de Cristo. Es cuando todas las personas con y sin discapacidad intelectual, crecen juntas en su relación con Dios y entre sí, esa es la verdadera comunidad que identifica la iglesia de Cristo.

Jesús, antes de ascender al cielo, nos dejó un último mandato y es: «Id y predicad el evangelio a toda criatura» (Mc 16.15). Ten presente que también las personas con discapacidad intelectual merecen la oportunidad de conocer y sentir el Amor de Dios. Recuerda que la fe y la redención es un regalo de Dios y que no depende de ningún nivel de inteligencia humana.

¿Por dónde empezar?

Si en tu iglesia aún no han sido incluidas las personas con discapacidades junto a sus familias, ¡es tiempo de hacerlo! Si tú como líder o maestro de escuela dominical has sentido el llamado de incluir a las personas con necesidades educativas dentro de las clases de formación cristiana, es tiempo de hablar con tu pastor o líder y comenzar a formar el verdadero cuerpo de Cristo. Ellos también merecen ser tratados con respeto y tener amistades con otras personas que conocen y aman a Dios.

Investiga cuántas familias con personas con discapacidad cognitiva asisten a tu iglesia o viven en tu comunidad, y comienza ya a incluirlas. Todos estamos llamados a incluir a las personas con discapacidad intelectual en nuestras comunidades.

¡Que el Señor te bendiga!